El ser humano es social por naturaleza, de ahí que los apegos sean parte de nosotros. Ahora bien, es esencial que sepamos diferenciar entre un apego saludable y aquel que no lo es. ¿Cómo hacerlo? Aquí indicamos algunas claves prácticas para conseguirlo.
Qué tipos de apegos son poco saludables
Lo principal que has de tener en cuenta es que hay apegos que no elegimos cuando somos niños, como por ejemplo el de nuestros familiares. Sin embargo, a medida que crecemos, sí hay aspectos en los que podemos elegir y poner límites si así lo consideramos.
Un caso paradigmático, por ejemplo, es el de la pareja o el de los amigos, sobre todo cuando somos adultos. Llegados a este punto, sí que podemos decir que esta puede (y debe) ser una elección consciente. Sin embargo, siguen existiendo apegos que son tóxicos. Y hay que hacer referencia a ellos. Al fin y al cabo, la puerta del conocimiento nos ayuda, y mucho, a tomar decisiones maduras.
La buena noticia es que, si vamos con la mentalidad de que existen compañeros de viaje circunstanciales, las situaciones serán menos traumáticas. Vamos, pues, a comprobar algunos casos pradigmáticos:
Vínculos basados en la victimización
La victimización es la táctica que implica toxicidad más evidente. Y, por ese motivo, también resulta más fácil de identificar. Al final, lo que se hace es recurrir al chantaje emocional y, por lo tanto, nos lo podemos encontrar en progenitores, amigos o parejas. Algunas frases paradigmáticas serían «me has arruinado la vida» o «después de todo lo que he hecho por ti». En este caso, es perentorio cortar esa dinámica, puesto que tiene un potencial destructivo enorme.
Vínculos basados en la dependencia
Los vínculos basados en la dependencia pueden serlo por varios motivos, pero sigue siendo un apego insano. Es posible que la dependencia sea de tipo económico (habitual en muchas relaciones de pareja), pero también que esa dependencia sea de índole emocional. Muchas personas siguen en una relación estancada porque consideran que no pueden encontrar nada mejor y, en el fondo, tienen una dependencia emocional insana de un amigo o pareja. Estos vínculos pueden prolongarse durante décadas, aunque a la larga estén abocados al fracaso.
Vínculos basados en la ambivalencia
El vínculo basado en la ambivalencia es más habitual en relaciones de pareja, pero también se da en las amistades, la familia de origen e, incluso, en el ámbito laboral. En este caso, se da lo que popularmente se dice «una de cal y otra de arena». No obstante, este es un ámbito en el que prácticas como el gaslighting pueden tener cabida, por lo que también hay un potencial peligro. No en vano, lo más difícil es no ser consciente de esta problemática.
Conclusión
La construcción de apegos saludables es crucial para tener una vida feliz y plena. ¿Te cuesta gestionar tus relaciones de forma satisfactoria? ¿Crees que, en ocasiones, no sabes poner límites? ¿Quieres mejorar en tus relaciones para que sean plenas? En Emocodificación te puedo ayudar. ¡No dejes de contactarme!