Confieso que, en un primer momento, quise hablar del concepto de envejecer. Al final he decidido no hacerlo porque creo que la Tercera Edad es una época llena de oportunidades. De hecho, he pensado en que la experiencia es un grado y que valdría la pena escribir sobre ella. En este artículo, explicaré cómo veo yo estas posibilidades de crecimiento. Me interesa especialmente romper con falsos mitos asociados a esta etapa vital y verla en positivo. Son muchas las cosas que se pueden hacer.
Tercera Edad: experiencia y día a día
Soy consciente de que la vida es un aprendizaje continuo pero hay que recordar que existen dos formas. La primera, el estudio, lo cual sirve para las cuestiones teóricas. El segundo caso, que es el más habitual, es la experiencia. De alguna forma, el día a día de la vida te ayudará a mejorar. Son minoritarios los casos de personas que no han aprendido nada durante su experiencia vital. Por regla general, saber cómo son las cosas te ayuda a hacerlas mejor.
Lo cierto es que la experiencia, si aprendes las lecciones, es necesaria para reducir el margen de error. Esto servirá, en última instancia, para que no te equivoques cuando hagas una elección, compra o conozcas a una nueva persona. Si bien este aspecto no es inmutable porque las sociedades cambian, sí es de una utilidad indudable. Todo ello es importante para no tropezar varias veces en la misma piedra. Antiguamente, se daba una importancia capital a los ancianos como fuente de sabiduría y eran los que gobernaban. Este aspecto indica que las sociedades, desde el principio, han sido conscientes de esta circunstancia.
Se me puede achacar que las fuerzas físicas no son las mismas, y es cierto. Ahora bien, se debería tener en cuenta el hecho de que, al no equivocarnos tanto, las administramos mejor. En consecuencia, podemos aprovechar muy bien esta etapa vital para hacer lo que nos gusta.
Un buen momento para vivir
La Tercera Edad es el momento ideal para dedicar tiempo a una afición. Te puede gustar la pintura, el dibujo, el baile o, por qué no, estudiar. En vez de plantear la vida como un retiro pasivo, puedes aprovechar esta etapa como un disfrute y unos años para ti. Además, suele suceder que la mayoría de la gente, si tiene hijos, ya los ha criado y son mayores. Si a ello unimos la jubilación, se genera una «Tormenta Perfecta», en el buen sentido.
Por lo tanto, un elemento que antes escaseaba, el tiempo, ahora está disponible. Tienes una renta para vivir y la posibilidad de acceder a varias actividades que te resultarán gratificantes. Nos atreveríamos a decir más: puedes disfrutar del tiempo de otra forma. Esta es una buena oportunidad para ser feliz y encontrarte mejor.
En consecuencia, la Tercera Edad no es una época para el retiro, sino para una actividad razonable placentera. Si lo sabes aprovechar bien, va a ser un gran momento para hacer las cosas que te gustan.