El síndrome de Diógenes es un trastorno que ha ganado protagonismo los últimos años, sobre todo en las sociedades desarrolladas. Aunque siempre había existido, es ahora cuando nos llama la atención lo que sucede.
Este síndrome toma el nombre de Diógenes de Sínope, el gran filósofo griego de la escuela cínica que vivió en el siglo IV AC. Se dice que el sabio vivía en una tinaja y que estaba rodeado de perros, de ahí que se tomase el símil desde esa perspectiva. A decir verdad, algunos de los síntomas del síndrome no están probados históricamente entre las costumbres del filósofo.
El síndrome de Diógenes destaca por dos rasgos: la acumulación de enseres en el hogar hasta extremos insalubles, aunque estos no sean necesarios, y la tendencia al descuido en el aseo personal. Aunque puede afectar a todas las edades, es común en las personas mayores que viven solas y, en los últimos años, se ha generalizado este caso en las ciudades.
Este síndrome responde a un problema psicológico y, aunque las causas que lo originan son varias, no podemos dejar de destacar la soledad. Un caso recurrente es el duelo no superado, que hace que la persona pierda el interés y las ganas de vivir. También puede ser el agravamiento de una depresión que no se ha tratado a tiempo y en la que, por falta de apoyos externos, la persona se siente cada vez peor.
Lo cierto es que hay personajes históricos que padecieron este síndrome. Un ejemplo es la reina Juana “La Loca” que, durante su cautiverio en Tordesillas, descuidó todo lo referente a su aseo personal, tal y como narraba el marqués de Denia. Ciertamente, se combinaba otra psicopatología, pero una de las consecuencias externas fue que, a partir de un determinado momento, experimentó una sintomatología que se podría asimilar al actual síndrome de Diógenes.
Hay que tener en cuenta que el síndrome de Diógenes no era tan común en el pasado porque en la misma casa convivían tres generaciones. En cambio, en una sociedad urbana donde la familia es nuclear, es relativamente frecuente que una persona que enviude se quede sola y sin redes de relaciones. Por lo tanto, la situación puede degenerar sin que nadie se dé cuente del problema hasta que sea evidente porque el hedor traspasa los límites de la vivienda.
También es conveniente que sepas que el síndrome de Diógenes se puede combinar con otros trastornos psicológicos, de manera que, si bien los efectos externos permiten un diagnóstico sencillo, el tratamiento será más complejo.
Por nuestra experiencia, podemos decir que una receta importante para reducir los casos del síndrome de Diógenes es que la persona tenga con quien hablar y relacionarse. Compartir experiencias con los demás siempre es importante y, por lo tanto, no olvidar esta cuestión es fundamental. El proceso entrópico necesita de movimiento para no caer en el caos, de manera que tener actividad y ocupaciones será la mejor alternativa.