Si bien la fibromialgia tiene una consideración desde el punto de vista sanitario, también hay cuestiones detrás que la favorecen o mitigan. De hecho, esta es una de las dolencias que más ha costado tipificar, precisamente por su operativa intermitente y en la que se suceden periodos de frecuentes dolores con otros más tranquilos.
Desde una perspectiva holística, no deja de ser significativo que el 90 % de las personas que la padecen sean mujeres. Estas, históricamente, han sido las que llevaban sobre sus hombros las cargas familiares y del hogar, y normalmente las personas más próximas a sus hijos. Tampoco nos ha de extrañar, pues, que la mayoría de los casos de fibromialgia se manifiesten en personas de 20 a 50 años, aproximadamente. Desgraciadamente, las mujeres se han visto obligadas a cargar más responsabilidades, en ocasiones, de las que podían asumir.
Desde el punto de vista holístico, la fibromialgia puede ser la manifestación del conflicto de una persona que siente que está llevando sobre sus hombros una carga excesiva. Es importante señalar que esta puede ser de varios tipos: laboral, familiar, marital… En estos casos, lo que hace el cuerpo es, simplemente, dar el aviso de que hay que pararse. El problema es que, cuando lo da, ya puede ser tarde. La fibromialgia está considerada hoy una enfermedad crónica, pero también es cierto que, al ser los brotes intermitentes, nos tendríamos que preguntar de dónde vienen.
A fin de cuentas, la fibromialgia puede haber sido precedida de estrés y desembocar en esta enfermedad. Nuestro cuerpo es una máquina perfecta que sabe lo que necesita y somos nosotros quienes, en ocasiones, no sabemos bien cómo tratarla. Puede parecer paradójico, pero no deja de ser así. Un ejemplo de que el estrés tiene un papel decisivo en el desarrollo de la fibromialgia es que, muchas personas que la padecen, ven cómo los síntomas se agudizan ante situaciones estresantes o emocionalmente complicadas.
También hay otros factores que pueden evitar la fibromialgia, como hacer ejercicio puntualmente o una dieta sana. Como la fibromialgia responde a un desequilibrio orgánico, tener hábitos saludables y equilibrados minimizará las probabilidades de desarrollarla y, en caso de padecerla, reducirá la sintomatología.
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