El papel de una madre es fundamental desde el punto de vista biológico, porque dan la vida, emocional y psicológico. Contar con una madre, o carecer de ella, en los momentos decisivos del crecimiento son elementos fundamentales que has de considerar.
En primer lugar, la especie humana es una de las que más tardan en finalizar su desarrollo físico y psicológico. Esto supone que, hasta el final de la adolescencia, la figura materna se hace importante. Al principio, por cuestiones biológicas, porque alimenta a su pequeño y, posteriormente, por motivos de índole emocional. Por otra parte, hay un rol que la madre tiene que aplicar, y es el de la socialización, fijando límites al pequeño que le servirán para la edad adulta.
Hay que indicar, por otra parte, que algunos de los roles que adopta la madre también son adoptados por la figura paterna, en especial en los nuevos tiempos porque se da mayor importancia a la igualdad. Sin embargo, lo cierto es que, por cuestiones históricas y culturales, en la mayoría de los casos es la madre la que sigue teniendo un peso mayor en la formación de los hijos.
En consecuencia, el papel de las madres durante el proceso de crianza de los hijos es crucial y, en algunos aspectos, complejo. Una persona que haya crecido sin esa figura se encuentra con una doble problemática: afectiva y de desconocimiento de límites. En el mejor de los casos, nos encontraremos con una persona retraída y con dificultades para relacionarse con sus semejantes; en el peor, con un delincuente en potencia. Es muy importante asegurar que todas las personas tengan esta figura para desarrollar su ego de forma sana y equilibrada, aunque, no lo vamos a negar, también hay madres y padres tóxicos.
En cambio, si la madre ha estado presente cuando era necesario y en su justa medida, el hijo crecerá en un ambiente emocionalmente sano y sabiendo qué límites puede asumir y cuáles no. Puede existir el problema de la sobreprotección, pero en la mayoría de los casos no sucede eso.
Lo que suele suceder es que el mundo cambia muy rápido, así como las costumbres, usos sociales y, por qué no decirlo, los valores. El choque generacional, que en el pasado era mucho más leve, hoy se ha convertido en uno de los elementos fundamentales para el cambio social. Si esto lo trasladamos a las relaciones, es normal que haya un mayor conflicto, sin que ello signifique que nuestra madre haya hecho mal las cosas.
Si, por alguna razón, tienes algo pendiente en lo emocional con tu madre que te corroe por dentro, lo más importante es que lo soluciones, tanto si interactúas con ella como si no. En la mayoría de las ocasiones, son estas circunstancias las que te impiden avanzar y te conviene buscar alternativas para que la situación no se enquiste.
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