Hay gente que olvida que Sigmund Freud, además de médico, era filósofo. De hecho, el psicoanálisis responde a la necesidad de presentar un modelo que explique por qué el positivismo filosófico heredero de la Ilustración no da respuesta a las angustias y problemáticas del ser humano. Aunque si viviesen les extrañaría mucho que los relacionásemos, Freud, Marx y Nietzsche son los tres exponentes de la llamada filosofía de la sospecha.
Como bien sabemos, Sigmund Freud relaciona los conflictos que vive el ser humano directamente con sus fases de desarrollo infantil, que repetirá de forma sucesiva en la vida adulta y que quedarían archivadas en el inconsciente individual. Ahora bien, aunque sí hizo alguna incursión en cuestiones religiosas, como Tótem y Tabú o Moisés en la religión monoteísta, fue uno de sus discípulos quien desarrolló de forma más extensa el concepto de inconsciente colectivo.
Carl Gustav Jung, psiquiatra de origen suizo, fue discípulo de Freud, aunque posteriormente se escindió de su movimiento. Una de las aportaciones más interesantes que hizo fue la del concepto de inconsciente colectivo, que consistiría en una serie de arquetipos comunes impresos en todas las personas de una determinada cultura, independientemente de su origen o clase social.
Lo realmente interesante del concepto de inconsciente colectivo es que Jung consideraba que nos podíamos retrotraer a épocas anteriores a la escritura y que, de alguna forma, estos arquetipos se iban transmitiendo de generación en generación, aunque pudieran variar en función de la idiosincrasia de cada cultura.
Por ejemplo, el mito de Santa Claus o de Papa Nöel tiene varios equivalentes paganos en las festividades coincidentes, como el Ded Moroz de Rusia, el Tió de Catalunya o el Olentzero de Euskadi.
El bien y el mal se han representado con figuras arquetípicas, dentro de la concepción dual que tiene la psique humana. Así que, en absoluto, es una novedad, y estas imágenes que se suelen reproducir en sueños cumplen con la función de representar conceptos.
Es importante señalar, no obstante, que, aunque el concepto de inconsciente colectivo sirve para todos los seres humanos, hay que recordar lo siguiente: en función de la religión o la cultura, los arquetipos que representan esos conceptos pueden cambiar y poseer determinadas cualidades y, a medida que se crece y madura, es muy posible que los mismos dejen de cumplir con su función original.
Por lo tanto, la conclusión es que, si bien la información del inconsciente colectivo es interesante de conocer, no por eso hay que pensar que va a determinar la vida adulta de las personas.