Las dificultades con que nos encontramos en nuestro proceso vital pueden ser un aprendizaje para avanzar o una fuente infinita de frustraciones. Hasta cierto punto, que sea una cosa u otra depende de cómo vivamos nosotros la experiencia. También es cierto que existen determinados condicionamientos que hemos de conocer. También es cierto que, según el caso, existen técnicas para que superar los obstáculos te resulte más fácil.
Cuando fallamos hemos empleado una energía de forma improductiva y ese suele ser un factor de aprendizaje. Por regla general, y si hemos crecido con un ego bien estructurado, sabremos lo que nos conviene e intentaremos no fallar en ocasiones sucesivas, por una simple cuestión de economía de nuestras fuerzas. Dicho de otra forma, el bagaje que nos ha facilitado el hecho de equivocarnos nos resultará útil para el futuro. La mayoría de las personas adultas han realizado el proceso de maduración en su momento y, aunque tienen que aprender toda la vida, son capaces de identificar determinados problemas a la primera. Por este motivo, las piedras en el camino son, en realidad, un elemento que les ha ayudado a evolucionar.
Ahora bien, también sucede que una persona tropieza varias veces en el mismo obstáculo y, si es así, es evidente que tiene un aprendizaje que realizar que aún no ha hecho. Puede suceder, por un lado, que no tenga comprensión suficiente o, también, que prefiera una zona de confort que a corto plazo puede resultar medianamente satisfactoria, aunque en el fondo la persona sienta que algo no funciona bien. Esto es muy común en relaciones de amistad o de pareja insatisfactorias, pero en las que se ha mantenido el statu quo hasta que, un día, se rompen. No es que haya pasado nada en especial, sino que el miedo a volver a fallar es el que ha hecho que se prolongase algo que era inviable, aunque resulte difícil de percibir a simple vista.
Por lo tanto, podemos concluir que, salvo casos muy concretos relacionados con unas facultades cognitivas claramente por debajo de la media, la mayoría de las personas que cometen el mismo error tienen un problema de autoestima latente que no han sido capaces de resolver, ya sea este explícito u oculto. Las personas somos en origen perfectas, pero lo cierto es que, por varios motivos, nos encontramos con problemas que nos generan desequilibrios; lo curioso es que, si no se solucionan, ese problema queda enquistado y nos hará perder mucho tiempo.
Aprender a decir “No” para no equivocarse es una condición sine qua non para avanzar y, en los tiempos que corren, una necesidad para no ser pasto de problemas diversos. Por lo tanto, las piedras en el camino son un aprendizaje que tenemos que realizar cuanto antes para no perder el tiempo y, en consecuencia, cosas peores.
Emocodificación y Sanación Genética es una herramienta útil desde una perspectiva holística para localizar el desequilibrio que te impide avanzar y que hace que cada vez te tropieces con obstáculos similares.