La mayoría de profesionales de la salud mental, con respecto a los desencuentros familiares, concuerdan en que hay dos puntos críticos para las relaciones, no solo de pareja, sino también familiares: el verano y las fiestas navideñas. Aunque esto puede llamar la atención porque son épocas de distensión, tiene una razón de ser que vamos a explicar.
El estrés del día a día hace que no dispongamos de demasiado tiempo libre para hacer lo que nos apetezca y, en esos momentos, respondemos a un determinado esquema. Como no nos apetece cargarnos de tensión, optamos por posponer determinados conflictos latentes porque bastante tenemos con cumplir nuestras obligaciones.
Ahora bien, en Navidad suelen suceder dos cosas. La primera, que tenemos unos días libres en los que vamos a coincidir con nuestros familiares. La segunda, la abundancia de comida y, por qué no decirlo, bebida.
En el primer caso, lo que sucede es que pasamos más días con nuestra pareja, padres, hermanos o con ese cuñado que no soportas pero al que tienes que aguantar justo en una de las celebraciones más importantes del año.
El segundo factor, la abundancia de comida y bebida, puede provocar que una persona se desinhiba, tanto para lo bueno como para lo malo.
En consecuencia, es perfectamente posible que en Navidad haya grandes desencuentros que echen a perder días que, en principio, deberían ser felices por la carga simbólica que tienen. No es de extrañar, pues, que mucha gente no tenga un buen recuerdo de estos momentos, precisamente por las situaciones que se han pasado. De hecho, conozco a algunas personas que huyen de realizar celebraciones familiares porque conocen su potencial destructivo.
Un buen consejo, para empezar, es que te respetes y esto significa limitar al mínimo los compromisos con gente con la que no tomarías un café el resto del año. Entendemos que en ocasiones sea difícil, pero como principio general es más sano que aguantar las gracias de alguien a quien no soportas. Puede que al principio molestes a alguien, pero te aseguramos que, a largo plazo, saldréis todos ganando porque no hay razón para tentar a la suerte ni para ser hipócritas.
Otra indicación que consideramos importante realizar parte de que te preguntes por qué has estallado, si el destinatario es un ser querido y al que respetas. Lo más probable es que llevases tiempo con un sordo rencor y, cuando has tenido la ocasión, lo has echado fuera. Si esto sucede, te aconsejo que lo tengas presente para evitar males mayores y, por supuesto, tendrás que partir de la base de que, independientemente de lo que haya hecho mal la otra personal, tu responsabilidad era hacerle saber que algo te molestaba.
En Emocodificación y Sanación Genética concebimos al ser humano como la unión de cuerpo, mente y espíritu. Por lo tanto, somos perfectamente conscientes de la necesidad de mantener un equilibrio para evitar situaciones destructivas que nos resulten negativas a medio plazo. Si necesitas orientación o ayuda, estamos a tu disposición.