Cuando una persona se encuentra con el mismo tipo de trabajo, el mismo tipo de superiores laborales y con un patrón de relaciones afectivas similar, puede tener la tentación de pensar que tiene mala suerte. Si este es tu caso, destierra esa idea porque no te está haciendo ningún bien. La aleatoriedad puede existir una vez, pero si siempre estás en relaciones tóxicas, tienes que preguntarte si no tendrás tú alguna responsabilidad. La proyección psicológica es uno de los mecanismos de defensa más comunes.
Es inevitable que proyectemos en los demás nuestros deseos o frustraciones y también es habitual que, cuando empezamos a relacionarnos con los demás, tengamos unas expectativas que, con el tiempo, resultan irreales. A mucha gente le viene el bajón a partir de ese momento y obviar que este proceso existe sería poco realista. También es cierto que, a medida que se acumulan experiencias vitales, las personas quizás son más descreídas, pero tienen menos capacidad de decepcionarse con los demás.
Por lo tanto, la madurez nos llevará a no proyectar en los demás deseos que, al fin y al cabo, tienen mucho que ver con nuestras carencias. Esto no significa que no busquemos relaciones justas, y asea en nuestro trabajo, vida social o afectiva. Es más, para nuestra salud psicoemocional, es necesario que así sea. Pero es importante que sepamos delimitar dónde acaba el problema de los demás y dónde empieza el nuestro. Al fin y al cabo, las proyecciones son espejos en los que vemos aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Entenderlo es muy útil para ahorrarnos disgustos.
He de decir, sin embargo, que, aunque ser consciente de esto es relativamente fácil, aplicarlo no lo es y hay personas que se pasan la vida en el plano teórico. Por esta razón, es bueno que tomes decisiones y que seas proactivo. Si somos realistas, estaremos de acuerdo en que todas las personas tienen defectos que es posible que mantengan, aunque los puedan pulir y que podemos aceptar o no. El afán de perfección está relacionado con momentos que hemos vivido nosotros y que no queremos repetir.
Es humano y recomendable buscar experiencias positivas y evitar, en la medida de lo posible, relaciones tóxicas. Pero, como no es cuestión de que nos quedemos solos, el cultivo de la tolerancia se convierte en una necesidad para mantener relaciones sociales óptimas. Mucha gente no está dispuesta a ceder y se convierte en apóstol de una determinada postura, pero por mi experiencia no suele tener demasiadas amistades. Tener en cuenta esto es conveniente para no llevarse grandes decepciones y, sobre todo, para disfrutar de lo mejor que las personas pueden darnos. Salvo excepciones muy localizadas, la mayoría de los seres humanos son buenos y tienen mucho que ofrecernos.
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