Sé que en los artículos que escribo suelo tratar de emociones o situaciones limitantes o de retos, pero creo que no está de más, de vez en cuando, hablar de aquellas cosas que nos permiten ser felices desde una visión positiva. A fin de cuentas, la vida es maravillosa si nosotros la queremos vivir así.
Tenemos la idea de que el ser humano, como los demás seres vivos, nace, crece, se reproduce y muere. Bien, físicamente es así, pero nada tiene que ver eso con nuestra vida psicológica y emocional. Quizás algo que fascinaría a un extraterrestre es que los humanos hemos sido capaces de trascender nuestra biología, pero si aplicamos esto a nuestras experiencias vitales también podemos decir que el aprendizaje de una persona es ilimitado.
Esto quiere decir que aprendemos de las situaciones que hemos vivido (más o menos rápido, ese ya es otro cantar), que podemos prevenirnos ante estos problemas y, además, que contamos con las herramientas suficientes para procesarlos y tomar decisiones conscientes. En esto nos diferenciamos de otras criaturas que reaccionan ante estímulos de forma binaria: huida-lucha.
Si vemos que la vida es un viaje de crecimiento perpetuo, poco importará la edad que tengamos porque sentiremos que siempre tenemos algo nuevo que aprender. Bien es cierto que sabremos poner límites y que no toleraremos situaciones que nos hagan perder el tiempo, pero nos proyectaremos de forma positiva. Además, y como por arte de magia, cuando se toma la decisión de cortar con situaciones negativas emanamos una determinada energía que facilita que se nos acerque gente afín. Ahora bien, conviene tener en cuenta que hay que ejercitar estas habilidades para no volver al pasado.
En la vida la actitud es fundamental, mucho más que las aptitudes, para alcanzar la felicidad. No nos ha de extrañar la eclosión de disciplinas como el coaching porque el mundo está lleno de personas con un gran potencial desaprovechado. El miedo, el “no puedo” o el “ya lo haré en otro momento” nos limitan, pero lo cierto es que tenemos más capacidades de las que nos imaginamos. Si tenemos presente esta cuestión, evitaremos frustraciones y experiencias negativas que nos hagan desconfiar del entorno.
Muchas veces he pensado en la imagen de una persona sabia y, curiosamente, siempre me viene a la mente alguien mayor con una sonrisa serena. Hace pocos días coincidí en una comida con un amigo de una cierta edad y le comentaba, precisamente, que notaba que él estaba de vuelta de muchas cosas cuando escuchaba y que, quizás, por eso hablaba poco. No se trata de limitar la expresión, pero sí de encontrar la forma práctica de fluir.
Emocodificación y Sanación Genética nació, precisamente, como resultado de este afán de superación personal, partiendo de la base de que el crecimiento es un proceso que nunca se acaba y que es gratificante. Si por alguna razón piensas que te podemos ayudar o que puedes aprender de nuestra metodología, estaremos encantados de ampliarte la información.